El queso es tal vez uno de los alimentos elaborados más antiguos de la historia del ser humano. Su origen es incierto, aunque se cree que se remonta al 8.000 a.c. en tiempos del Neolítico, cuando los primeros hombres aprendieron a domesticar el ganado, debido en gran parte a que estos supieron aprovechar cada recurso que les ofrecía nuestro planeta.
La leyenda más extendida, sobre el origen del queso, nos habla de un mercader árabe que tras una larga travesía por el desierto, decidió guardar la leche que portaba en un recipiente hecho a partir del estómago de un cordero, al abrirlo descubrió que la leche había fermentado, debido al cuajo del estómago del cordero y a las altas temperaturas del desierto.
Son muchas las leyendas que rodean este hecho, aunque uno de los primeros testimonios gráficos que existen sobre la elaboración del queso se encontró en la antigua Mesopotamia. Un friso sumerio conocido como “La Lechería’”, dentro del templo de la diosa de la vida Ninchursag, describe con detalle la producción del queso, desde el ordeño, el batido o el almacenaje.